Nunca pude hacerme siquiera una vaga idea de cómo sería el mañana.Y este preciso momento no me susurra tan siquiera cómo estaré ni si querré estar. Y no importa quién sea ahora, mañana se que no seré yo.Y de este particular modo lamento gotear mis horas una tras otra,como aquel que, con toda una vida ya vivida y con la pesadumbrez de que nada ya se puede hacer,se sienta en un confortable banco a ver morir las hojas de los árboles cuando caen en otoño y una tras otra ve pasar las estaciones amando de forma breve aunque intensa cada oportunidad que tiene de volver a ver cada una de ellas.
Y cuantas estaciones veré pasar delante de mis ojos, cuántas hojas marchitar y cuántas renacer como ser humano que se siente tan lleno de melancolía que ni dándo a ésta la libertad que yo siempre ansié, se marcha de mi lado.
Y soy de esas personas que quizá, en las más numerosas ocasiones, se despiden sin decir adiós, ni si quiera un hasta luego, porque me enseñaron que permanecer callada sería siempre la elección más acertada. Y que mirando en una sola dirección, con la opción de mirar hacia otro lado totalmente prohibida, me encontraría frente a frente con el dolor. Lucharía contra el y le vencería. Pero no hay vencedor ni vencido que lo sean eternamente.
Y cuantas estaciones veré pasar delante de mis ojos, cuántas hojas marchitar y cuántas renacer como ser humano que se siente tan lleno de melancolía que ni dándo a ésta la libertad que yo siempre ansié, se marcha de mi lado.
Y soy de esas personas que quizá, en las más numerosas ocasiones, se despiden sin decir adiós, ni si quiera un hasta luego, porque me enseñaron que permanecer callada sería siempre la elección más acertada. Y que mirando en una sola dirección, con la opción de mirar hacia otro lado totalmente prohibida, me encontraría frente a frente con el dolor. Lucharía contra el y le vencería. Pero no hay vencedor ni vencido que lo sean eternamente.
Y eterno no es una palabra; es una mentira.
